Hay relativamente poca estática generada por las galaxias, los quásars y otros generadores de ruido cósmico en la banda de microondas del espectro. Esto permite que las señales débiles sean más fáciles de capturar. Además, la banda de microondas contiene una línea de emisión producida de manera natural, una "transmisión" de banda estrecha en 1420 MHz debida a la presencia de hidrógeno interestelar. Cualquier radioastrónomo (incluidos los extraterrestres) ha observado esta emisión del hidrógeno, así que podría servir como un "marcador" universal en el dial de la radio. Como consecuencia, tiene sentido utilizar frecuencias cercanas para "señales de saludo" interestelares.
¿Cómo sabremos si hemos detectado una señal extraterrestre inteligente?
La característica principal que distingue una señal producida por un transmisor de las generadas por fenómenos naturales es su anchura espectral, es decir, cuánto espacio del dial utiliza. Cualquier señal con una anchura inferior a 300 Hz debería ser, hasta donde sabemos, producida artificialmente. Estas señales de banda estrecha son las que buscan todos los experimentos SETI. Existen otras características distintivas, como una señal totalmente polarizada o la presencia de información codificada dentro de la señal.
Por desgracia, la búsqueda SETI se ve comprometida por la emisión de señales de banda estrecha desde nuestro propio planeta. Los radares militares y las telecomunicaciones vía satélite producen estas señales. El proyecto Phoenix utiliza un segundo telescopio para distinguir estas interferencias. Como el segundo telescopio se encuentra a cientos de kilómetros de distancia del instrumento principal, una señal extraterrestre debería tener una frecuencia ligeramente distinta debido a la rotación de la Tierra y el efecto Doppler. Esta pequeña variación de frecuencia es un buen método para distinguir las señales locales de las extraterrestres.
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